Manu Córdova. Sentido común.

Manu Córdova

Manu Córdova. Sentido común.

 

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harlamos con Manu Córdova, alpinista de 33 años con grandes actividades a sus espaldas. Es uno de esos jóvenes talentos con una gran progresión en el mundo de la montaña y la escalada. A día de hoy perduran sus ganas de emprender viajes, expediciones y actividades interesantes. Con un alto nivel en hielo y escalada, siempre ha tenido los pies en el suelo, combinando su gran pasión con otros ámbitos importantes de la vida.

 

Texto: Alex Colomina | Kissthemountain.

 

Kissthemountain: Hola Manu. ¿Cómo estás? Me comentó Álvaro Lafuente hace poco que estuviste lesionado este invierno. ¿Cómo ha ido la temporada en los meses de frío y nieve?

Manu Córdova: Ha sido un invierno bastante malo para mí, aunque algo he aprovechado. Empecé la temporada bien, subiendo El Aliento del Diablo, en Gavarnie. Luego me hice un esguince de rodilla y todo se fastidió. De hecho me fui a Canadá lesionado. El día que iba con Álvaro pensábamos subir a Aloïs pero me empezó a doler y nos dimos la vuelta.

K: Al mínimo descuido, cualquier golpe te deja fuera de juego. Es la parte oscura del deporte. ¿Cómo fue la lesión?

M: Probando una cosa en escalada deportiva, hice una bicicleta y me crujió. Mala y buena suerte a la vez. Creí que me había hecho una avería más fuerte y al final fue poca cosa. Ahora ya he recuperado, aunque me costó más de lo que pensaba y me ha supuesto perder todo el invierno. Me fui a Canadá cinco días después de hacerme el esguince y como bien comprenderás escalé todos los días [Risas].

K: Fuisteis un grupo bastante grande con el GAME [Grupo de Alta Montaña Español], ¿no? ¿Es difícil hacer un viaje de monte con tanta gente?

M: Fuimos colegas. Yo escalando como podía y ya está. Éramos 16 o 18. Nos los pasamos muy bien. Lo bueno de allí es que hay tanto actividades fáciles como más complicadas. Se puede escoger mucho. La mala suerte es que nos hizo muchísimo frío. Estábamos por debajo de -30°.

K: Tienes 33 años. ¿Cómo recuerdas tu etapa de formación? Queda algo lejos según con quién te compares. Tus inicios, tu adolescencia, la época de competiciones de hielo… ¿Cómo empezaste en este mundo?

M: Pues básicamente como lo hacía entonces todo el mundo: con el club. En Montañeros de Aragón, escalando y conociendo a gente mucho mayor que yo que me empezaron a sacar a la montaña y a enseñarme.

 

 

 

K: ¿Tus padres hacían monte? ¿O fue por amigos?

M: Fue con mi primo fundamentalmente. Empezamos a ir al rocódromo cuando éramos dos pipiolos. Tendríamos 12 años o por ahí. Con 13 años me sacaban los amigos a escalar. Me llevaban a Riglos, Morata de Jalón y otras zonas cercanas a Zaragoza… Más tarde, con 15 o 16, empecé a ir con el Centro de Tecnificación de Alpinismo, aunque no formaba parte de él al no ser mayor de edad.

K: ¿A raíz de ahí empezaste a ir a competiciones de hielo?

M: Siempre me ha gustado entrenar y hacer mucha escalada deportiva. Con los integrantes del centro de tecnificación empecé a hacer bastante hielo. En 2003 o 2004, fui a Estados Unidos con un viaje del centro de tecnificación donde coincidió que se celebraba un open internacional en Ouray, Colorado. Ya que estaba allí me quedé a competir. Después, al volver a España, la federación nos propuso formar parte del equipo de competición de escalada en hielo de la FEDME. A partir de ese viaje empezamos a ir a la copa del mundo de esta disciplina. Fueron seis o siete años dedicados a la competición. Para entonces ya era integrante del equipo nacional de alpinismo.

K: En ese tiempo tan orientado a la escalada en hielo tampoco dejaste de hacer actividad.

M: Para nada, entre competiciones igual iba a Suiza un fin de semana y al siguiente teníamos que estar en Rumanía. Entre medias, por ejemplo, Mikel [Zabalza] y yo abrimos la Shackleton. En otra, me fui con Martín Elías a repetir Substancia Ordinaria. Era un desmadre.

K: Siempre usaste la competición como trampolín para rendir más en el monte, ¿verdad?

M: Claro. Básicamente, para mí la competición ha sido eso. Me ha dado un nivel técnico muy alto de uso de las herramientas, tanto piolets como crampones. He hecho kilómetros de entrenamiento. También mucho dry tooling…

K: Me imagino que si no hubieras competido no habrías dedicado tantas horas a estar colgado con los piolets en seco y seguramente habrías dedicado el tiempo a otra actividad.

M: Así es, fue una manera muy buena para dedicarle horas.

K: ¿Con lo que más disfrutas es con el hielo?

M: Es difícil decir cuál es mi modalidad preferida. Lo que más me gusta es disfrutar allá donde voy. Por ejemplo, este año escalé en hielo el tiempo que estuve en Canadá y poco más. Pero esta tarde si puedo iré a roca. Lo que me aporta el escalar en hielo es lo efímero. En roca no tienes esa duda de si estará o no para hacer.

 

K: En otras charlas, hemos hablado con guías o escaladores sobre la evolución del mundo de la montaña en ese aspecto relativo a la pérdida de la “aventura”, por decirlo de algún modo. Hablo de las tecnologías. Nos cuesta mucho menos ir a la montaña y tenemos mucha más información. A no ser que vayas a un sitio que esté súper aislado, claro.

M: Es la evolución, tanto para lo bueno como para lo malo. Para trabajar probablemente sea bueno porque vas a tiro hecho y conoces mucho más las condiciones. Hablo de guiar, por ejemplo. A nivel de aventura es diferente. Al que tiene poco tiempo le va genial, pero al que le gusta más descubrir y explorar tiene que buscar otros lugares.

K: La gente dice que está todo masificado, pero hay sitios a los que puedes ir si quieres estar tres días sin ver a nadie. Hay que buscarlos y llegar a ellos, pero existen.

M: Estoy de acuerdo, Álex.

K: Háblanos de tu forma de gestionar el miedo.

M: El miedo es algo muy personal y depende mucho de la situación en la que te encuentras. Si haces las cosas con cabeza, se pasa menos miedo. Yo soy una persona que analizo mucho la situación. Siendo así, es más difícil que se presenten momentos complicados. Se pueden dar, pero dependen mucho de la personalidad de cada uno. Tanto, que me parece muy difícil tratar de mitigar el miedo de alguien cuando éste se ha apoderado de él. El miedo es tu límite. Cuando se presenta en grandes dosis es que algo va mal e indica que probablemente estés fuera de sitio. Igual el miedo empieza cuando acaba tu capacidad de análisis, cuando se empieza a desmadrar la cosa y empiezas a temblar. Todo el mundo lo sufre cuando se sobrepasa el umbral de confort.

 

K: ¿Qué actividad recuerdas con más cariño? ¿Te quedas con alguna en concreto?

M: Me quedo con un montón. En su día me hizo muchísima ilusión escalar Divina Providencia, con Oriol Baró [Pilar d’Angle en el Mont Blanc]. Fue una actividad muy emocionante e inesperada por mi parte. ¡Dos paisanos van para allí y toma…! Era una vía que en su día yo tenía muy mitificada. Un reto muy grande. Fue en 2010 y la hicimos en libre y en el día. Íbamos con material de vivac, llevábamos de todo, pero antes de terminar la jornada nos vimos arriba.

K: Estudiaste ingeniería. ¿A qué te dedicas profesionalmente?

M: Trabajo en Boreal. Al final la montaña es lo que más me gusta. Es mi pasión y a eso dedico el tiempo.

K: ¿Cómo ves a los chavales que suben hoy en día? ¿Qué diferencia hay entre ellos y los de tu generación?

M: Hay algunos que empiezan a despuntar. Creo que hoy en día se está subiendo el nivel. Hay más gente que hace bien las cosas que cuando yo empezaba. Cuando tenía 20 años, éramos dos y ahora hay cinco. Tampoco es que haya 25 pero se nota la diferencia. Pienso que el nivel medio está subiendo.

 

“El miedo es algo muy personal y depende mucho de la situación en la que te encuentras. Si haces las cosas con cabeza, se pasa menos miedo. Soy una persona que analizo mucho la situación. Siendo así, es más difícil que se presenten momentos complicados. Se pueden dar, pero dependen mucho de la personalidad de cada uno”.

 

K: Cada vez se populariza más este mundo. Los avances tecnológicos ayudan a dar una mayor difusión.

M: Sí… Mejora la información además del entrenamiento. Antes para hacer una actividad buena tenías que salir cinco días. Ahora es posible que en uno se consiga. Vas a tiro hecho, se hacen más horas de actividad y esto permite subir tu nivel. En la competición nos pasaba eso. El que se clasificaba a finales escalaba tres veces más que tú. Si cada día que sales, consigues hacer actividad, estás haciendo muchos más metros de escalada, y esto te hace mejorar. En ese sentido se ha evolucionado un montón.

K: ¿Les dirías a los chavales que se puede vivir de esto?

M: ¡Hombre! Mi recomendación, lo que he hecho yo, es que se buscaran algo. Al final, esto es una afición con la que puedes conseguir algo de ayuda, pero vivir de ella a nivel profesional no es fácil. Esto no es fútbol, ni tenis. Es minoritario. Yo a día de hoy me buscaría otra salida profesional y mantendría esto como una afición por la que sentir la pasión necesaria para salir a escalar todos los días y llevar el entrenamiento de un deportista de élite, o casi, pero con tu trabajo.

 

K: A veces es difícil hacer que un escalador joven motivadísimo lo entienda… Y en muchas ocasiones, a quien menos caso hacen es a sus padres. Es necesario estudiar y buscar una salida profesional. No jugárselo todo a una carta. Hay que tener más cosas en la cabeza.

M: Totalmente de acuerdo. Ésa ha sido siempre mi opinión. Me educaron así, y la vida me ha llevado por ese camino, aunque tenga una dedicación profesional distinta a aquello que estudié.

K: ¿Cómo ves la evolución del mundo de la montaña en cuanto a la ligereza? ¿Evolución natural o forzada?

M: Creo que estamos llegando demasiado al extremo. La ligereza está muy bien. Hace 40 o 50 años se cargaba con mucho más peso. Hoy, en diez kilos llevas todo el material necesario para escalar. Por eso se están haciendo ascensiones más difíciles y más rápidas por sitios que antes no podían ni imaginarse. Pero también se está llevando todo a un extremo un tanto exagerado. Yo no miro hasta el último gramo que llevo en el arnés. Lo controlo, pero creo que con sentido común. Hay una obsesión excesiva con la ligereza. Y más en los niveles medios que en la élite. También hay que entrenar. No todo es el material. Pasa igual con las bicicletas… El que pedalea es el paisano [Risas]. Yo siempre he ido a actividades que puedo hacer con lo que tengo, no a intentar forzar por ir ligero. Es bueno y malo. El material a día de hoy es más accesible. Ahora en dos días te puedes hacer con todo el material de escalada e ir a la montaña. También tiene su parte negativa. Antes tenías que ir a un club y te formabas. Hoy en día hay mucha gente por el monte sin formación.

“Al final, esto es una afición con la que puedes conseguir algo de ayuda, pero vivir de ella a nivel profesional no es fácil. Esto no es fútbol, ni tenis. Es minoritario. Yo a día de hoy me buscaría otra salida profesional y mantendría esto como una afición por la que sentir la pasión necesaria para salir a escalar todos los días y llevar el entrenamiento de un deportista de élite, o casi, pero con tu trabajo”.

 

K: Mucha información en internet y publicidad. De todos depende fomentar el sentido de la responsabilidad.

M: La facilidad en el acceso tiene su lado positivo y negativo. Está mal por lo que hablábamos antes del miedo. Al fin y al cabo esto es un deporte de riesgo. Dos personas no ven el peligro de la misma manera y hay gente que igual ni lo percibe. Creo que hay que insistir más en la necesidad de formarse.

K: Con muchos amigos y compañeros hablo últimamente de que se está dejando de dormir en el monte. La gente tiene poco tiempo e intenta hacer actividades en el día. Muchas veces por no llevar un saco, una esterilla y un hornillo.

M: Sí, e ir corriendo a todos los sitios. Aunque te lo dice una persona que siempre que puede hace la actividad en el día. A no ser que te lo exija la actividad, no llevo saco ni hornillo, pero también me gusta cuando hay que dormir en la montaña. Disfruto de este tipo de experiencias cuando voy de expedición. En Pirineos es raro que tenga que vivaquear por el tipo de actividades que hago. Cuando voy de viaje sí que toca y es cuando disfruto de este estilo.

K: ¿Cómo es para alguien como tú la relación con las marcas? Entre otras tienes la colaboración de Julbo.

M: Las marcas siempre me han cuidado, casi desde que soy pequeño. Ha sido siempre más una relación de amistad que profesional. Desde que empecé a hacer actividad de nivel medio siempre me han estado apoyando. Cuando he hecho mucho y cuando he hecho poco. Estoy muy agradecido porque también me han apoyado cuando más lo he necesitado. Cuando trabajas igual lo necesitas menos, aunque se agradece, pero en los momentos en los que más lo he requerido, ahí han estado. Es muy importante que te financien cuando eres joven porque vas muy justo. Y si hay fabricantes que confían en ti y quieren que seas su imagen, pues bienvenido sea. El otro día comentaba en una entrevista que me hicieron con motivo del 90º aniversario del Club Montañeros de Aragón que si no la hubiera tenido apoyo de joven, se habrían quedado sin hacer muchas expediciones.

K: Es lo bueno de ser una imagen atractiva para la marca.

M: Para mí ha sido siempre una relación muy de amistad. Nunca he sentido presión de tener que hacer algo por la marca. Hago todo siempre de una manera muy natural.

K: ¿Cómo te ves en unos años? ¿Tienes actividades marcadas con un punto a medio o corto plazo?

M: No soy una persona que mire muy a largo plazo. Soy más de objetivos a corto. Me gustaría ir a Alaska. Estuve allí hace dos años y me encantó. Volveré seguro a Nepal algún año. A Alpes hace tiempo que no voy y me apetece muchísimo. Tengo proyectos interesantes que hacer allí. ¡Cosas por hacer no faltan! Dentro de poco tenemos el encuentro del GAME en Courmayeur. Estaremos con todos los chavales una semana. Si puedo me quedaré otra después escalando allí.

K: Siempre digo que tenemos mil cosas por hacer cerca de casa aunque estemos pensando en muchos rincones del mundo.

M: Hay que combinar la vida laboral con la deportiva y tampoco soy de salir todos los años. Me gusta hacerlo uno sí y otro no. Si sales todos los años, lo coges como un hábito y a mí me gusta coger las expediciones con ganas. Entrenar mucho e ir muy motivado. Si lo hiciera cada temporada igual lo vería incluso como una obligación. Siempre me lo tomo así y ese viaje lo aprovecho al máximo. O lo intento… El último nos salió un poco rana. Nos cogió la nube y no pudimos ver nada. En el Denali… Hicimos la aclimatación y cumbre. También la duda de si va a salir o no bien es bueno en los viajes pues te obliga a saber adaptarte a las condiciones.

 

 

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